La intervención policial tuvo lugar en un local de la calle cuya dueña y una dependienta del local, de origen oriental, quedaron imputadas de delitos contra la salud pública e intrusismo profesional. En la zona abundan comercios de comunidades orientales. El local tenía un cartel de tienda de comida “gourmet”. Suscitó las sospechas de los agentes, que acudieron a inspeccionarlo acompañados por técnicos de Sanidad de la comuna de madrid. 

Al internarse al fondo de la tienda descubrieron una zona con 5 habitaciones usadas como clínica en las que encontaron aparatos de odontología, 8 camillas, evidencia de la realización de tratamientos estéticos y comprobaron la existencia de restos de intervenciones y sangre en cestos de residuos.

También hallaron numerosos fármacos sin documentación que acreditase su origen, y que según la dueña habían sido comprados por internet porque los usaba una persona supuestamente diplomada que hacía allí tratamientos de estética y dentales. Entre los fármacos encontrados había unas 50 cajas de Placentex, un cicatrizante de uso intramuscular, sin ningún tipo de control ni registro.

Además los agentes comprobaron que en la tienda se vendían bolsas de unos alimentos deshidratados que resultaron ser holothuroideas o pepinos de mar, unos animales marinos no autorizados y que además no tenían etiquetas con su procedencia y garantía de control. 

Fuente: www.lavanguardia.com