Al respecto, muchos consideran que varios de los hábitos de higiene y de distanciamiento que se instalaron con la pandemia continuarán por largo tiempo. En el sector se seguirán impulsando las medidas de bioseguridad extremas, la utilización de elementos de protección personal y la educación al paciente para que vaya a lugares seguros, donde lo cuiden, donde el profesional tenga la vestimenta y el ambiente adecuado. 

Por otra parte, en este contexto se evidencia una acleración de los cambios tecnológicos. Con anterioridad al Coronavirus, avances tecnológicos vinculados con la bioseguridad o simplemente o simplemente aparecieron nuevos productos que cambiaron la práctica. Años atrás no eran descartables jeringas, agujas, ni guantes. Por ejemplo, los nuevos adhesivos produjeron que el tallado de los dientes sea mucho menor. 

Por otro lado, la digitalización de la odontología, proceso que inició también años atrás pero se aceleró fuertemente en tiempos de pandemia. Algunos profesionales, durante el cese de actividad de los primeros meses, se entregaron al estudio de las técnicas digitales y hasta se prodigaron de la inclusión de dispositivos digitales para la elaboración de elementos protéticos.

Aquí existe una zona fronteriza que afecta el trabajo de los laboratorios dentales. Hay clínicas y consultorios odontológicos que utilizan tecnologías digitales que redundan en una intervención escasa del protesista dental o directamente nula. Algunos creen que la baja en la atención de pacientes estimula esta circunstancia, pero en el futuro, con mayor atención, deberían recurrir al protesista dental nuevamente.