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31/03/2021
LA ODONTOLOGÍA EN PANDEMIA
EL PROBLEMA DE LOS ODONTOLOGOS, LAS OBRAS SOCIALES Y LAS PREPAGAS

Con la instalación de la pandemia, numerosos odontólogos comenzaron a abandonar las cartillas médicas, dejando de atender pacientes a través de prepagas y obras sociales por los bajos aranceles.

Numerosos odontólogos comenzaron a abandonar las cartillas de las prepagas y obras sociales para atender únicamente en forma particular. Por supuesto que tienen menos pacientes, pero la brecha entre lo que las obras sociales y prepagas liquidan a los profesionales por las prestaciones, sumada la suba en los costos de los insumos, del mantenimiento del equipamiento, del instrumental y de los equipos de bioseguridad, los obligó a tomar esa decisión.

Por los bajo se rumorea en el ambiente que 3 de cada 10 dentistas ya salieron del sistema de obras sociales y prepagas.

Las limitaciones de la pandemia, más esta migración de profesionales del sistema de salud mencionado y que en el país existan unos 55.000 odontólogos, hace que conseguir un turno sea una tarea difícil. 

Muchos pacientes que acostumbraban acudir a su odontólogo habitual, se encuentran sorprendido y hasta indignados con que los profesionales de confianza ya no forman de la cartilla de su cobertura médica y deben abonar las consultas.

Hasta no hace mucho tiempo, la atención odontológica estaba muy limitada, sólo emergencias. Fue recién en septiembre último pasado que se habilitaron otras prácticas. Sin embargo, ante el reclamo de los odontólogos para que las obras sociales y prepagas les cubran el costo de los kits de bioseguridad y les suban los honorarios para cubrir los materiales, muchas empresas decidieron limitar las atenciones sólo a urgencias, con un máximo de 10 casos por prestador, lo que demora aún más la asignación de turnos.

Esta reducción en la atención durante tantos meses, hace que con el tiempo la demanda se mayor. En este cuadro de situación se suman las medidas de prevención en la prestación donde se limita la cantidad pacientes por hora, el tiempo para ventilar el consultor y desinfectar las superficies antes de retomar la consulta.


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En el ambiente, se reconoce que la decisión de los odontólogos de abandonar la cartillas de prepagas y obras sociales para atender en forma privada, aceleró un problema que venía desde mucho antes. Hay quienes opinan que con la suba de costos sin actulización arancelaria es difícil sostener la actividad y afirman además, que la existencia del Plan Médico Obligatorio (PMO) incluye prácticas con muy bajo arancel. Una solución para salir de este cuello de botella sería sostener el PMO únicamente en niños, adultos mayores y embarazadas. Mientras que  para la población económicamente activa se podría implantar un sistema de copagos.

Estas alternativas desplazan únicamente el costo sobre los afiliados, entre los que se encuentran personas afectadas en la merma de ingresos por los efectos de la pandemia. Es posible que aumentos desmedidos como la inflación o la suba insumos harían que los afiliados abandonen sus planes médicos o bajen las prestaciones. Es un círculo vicioso.

En este contexto, en algunos casos  se autorizó el copago y en otros, el pago por parte del afiliado del kit de bioseguridad, aunque la situación está lejos de resolverse. En un momento complejo, de emergencia sanitaria y además económica, el Estado debería tratar de sostener el equilibrio en todos los actores de la cadena odontológica. Si los aumentos de insumos son desorbitados, ahí hay un punto para prestar atención.

Según algunos colegios de odontólogos, con lo que pagan prepagas y obras sociales no se cubre ni un 25% de los aranceles mínimos que fijan las mismas instituciones.

Un meme  que circuló en redes sociales meses atrás, comparaba los valores que pagan las prepagas con el precio de un Big Mac  En la muchos casos, no alcanzaba el monto para pagar el combo de hamburguesa, gaseosa y papas fritas.

Según una nota publicada por el dario La Nación en el mes de febrero, las empresas de medicina privada y obras sociales pagan una consulta odontológica que ronda entre los $ 150 y los $ 450 pesos, cuando de forma particular puede alcanzar entre los $ 1.500 y $ 2.000.

Ese mismo artículo periodístico informaba que el kit de bioseguridad por la pandemia costaba unos $ 1.500. Como contraparte, el arreglo de una caries tiene un valor entre $ 250 y $ 1.200. En forma particular, ese valor puede ascender a $ 2.500.

Actores del gremio, explican que a grandes rasgos que existen dos tipologías de odontólogos, los que atienden obras sociales y prepagas, que compensan el bajo arancel por la gran cantidad de pacientes. Otro grupo, trabaja en forma independiente ofreciendo prestaciones de mayor envergadura. 

La pandemia jugó en favor de la falta de profesionales, ya que muchos decidieron jubiliarse anticipadamente y otros se salieron del sistema de coberturas médicas, lo que explica las complicaciones para conseguir turnos. 

Fuente: La Nación






 

 
 


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