El paciente explicó, no ser consciente de haber sufrido una herida en esa zona. Pero al profundizar los dentistas sobre sus hábitos de vida para encontrar el motivo, el hombre contó que practicaba sexo oral con frecuencia. Felaciones, concretamente. La última vez había sido tres días antes de acudir a la consulta, y había involucrado el consumo de cocaína y marihuana, por lo que podría haberse lastimado sin darse cuenta por un exceso de fogosidad. “El contacto del paladar con el glande puede provocar un hematoma por traumatismo”, explica el equipo del Dr. Luis Alberto Méndez en el artículo que redactaron para describir el caso y que publicaron en BMJ Case Reports.

Otro factor contribuyó al desarrollo del eritema, fue que la succión del pene habría dilatado las venas de la boca y facilitado la hinchazón. La lesión, de carácter benigno, desapareció días después según un chequeo posterior. Esto arroja que el sexo oral es un factor no solo de enfermedades de transmisión sexual, sino de lesiones de carácter físico.